Vestigios prehistóricos se pierden cada año en la elaboración de artesanías.


Roger Novelo. Palenque, Chiapas.

Los alrededores de Palenque guardan celosamente vestigios de millones de años preservados magníficamente, enterrados sobre los terrenos montañosos. Después de todo ese tiempo los restos pétreos (nombre técnico de lo que conocemos como piedra fósil), aún se conservan intactos ante las inclemencias del tiempo.
En un proceso que duró miles y miles de años, muchas especies de caracoles, almejas, peces, insectos, serpientes, hojas de plantas y árboles por mencionar parte de la gran diversidad de vida que habitó nuestra zona, quedó atrapada entre el fango que se fue solidificando lentamente hasta convertirse en piedra. Entre el lodo solidificado, el ojo experto puede apreciar pequeños ejemplares de cualquiera de estas especies. Las evidencias que las montañas guardan, sugieren que en algún momento o era geológica, estuvieron sumergidas bajo las aguas. Por muchos años, desde que se conoce que la piedra fósil puede ser utilizada para realizar artesanías con instrumentos manuales o eléctricos, toneladas de piedras han sido extraídas de las márgenes de la montaña y la montaña misma, sin control alguno. 
Los artesanos locales siguen hoy en día explotando este recurso natural dándole forma de figuras diversas, que a la vista de los visitantes son llamativas y atractivas. Los turistas compran un producto fósil de miles o millones de años, sin saber que parte de la historia de la tierra se puede perder si no se le da un uso correcto. En palenque no se conoce que alguna instancia oficial o dependencia tenga la capacidad  para poder regular la desmedida extracción de piedra fósil que se sigue generando año con año, y si existe alguna que pueda tomar nota del caso, esta no ha hecho absolutamente nada al respecto y solo es una espectadora más como cualquier persona. Al preguntar sobre el caso, pudimos constatar que en palenque no existe una dependencia que regule la extracción de restos pétreos. La zona del rio Chacamax es un ejemplo de lo que se señala, pues hace unos 5 años atrás, las orillas del afluente, aun contenían vestigios de restos pétreos que un conocedor podía identificar fácilmente.  Al hacer un recorrido se puede observar que lo que saltaba a la vista ya no existe y si lo hay permanece enterrado a varios metros de profundidad, como si la misma naturaleza estuviera guardando celosamente parte de la historia terrestre que el mismo ser humano está encargándose de destruirla.
Cada año los artesanos siguen extrayendo el material de la montaña, y piezas únicas en su tipo con fósiles animales, son vendidas en los tianguis que se establecen en las temporadas vacacionales, evidencias de la historia de la tierra que muy probablemente se pierdan al caer en manos de personas que solo compran productos para exhibirlos sin mostrar interés alguno en conservarlos. Muchos de los trabajos realizados con la piedra fósil son vendidos en otros estados, como lugares turísticos de la península yucateca. La creatividad ha hecho falta para hacer un museo donde se exhiba la historia que se guarda en nuestra zona, independiente de la que legaron los antigua mayas. Esta es la parte olvidada por instituciones como el INAH, la CONANP y las mismas autoridades municipales quienes no han velado por conservar estos vestigios de millones de años que palenque y sus alrededores aun preservan.