En la homilía pronunciada la
mañana del 7 de Julio, durante la celebración de la misa en la capilla de Santa
Marta, a la que asistieron personas que fueron víctimas de abusos por parte de
miembros del clero, el Papa Francisco en su oración pidió a Dios “Que apaciente a sus ovejas y no permita que ningún lobo se meta en el rebaño”.
José Estrada.
Palenque, Chiapas.
Presuntos actos de acoso, con posibles fines sexuales, así
como de corrupción de menores fueron denunciados por una ex catequista de la
comunidad católica de ésta ciudad, quien fue expulsada por anteponer la
seguridad de las niñas y adolescentes que acuden a la iglesia de Santo Domingo
de Guzmán, a los dictámenes de conciencia de los encargados de dirigir la institución
religiosa.
La denunciante, Carmen Gómez Potenciano, advierte que dos personas
encargadas de dirigir un grupo juvenil promueven el alcoholismo entre las jóvenes al invitarlas a ingerir
bebidas embriagantes.
Las adolescentes, de entre 14 y 16 años de
edad, reciben constantes insinuaciones de dos feligreses a quienes identificó con
los nombres de Saúl Belisario "N" y Francisco de la Cruz "N", los cuales aprovechan el
tiempo que tienen a solas con ellas para realizarles proposiciones “que violan
la confianza que los padres de familia depositan en la iglesia”.
Carmen Gómez Potenciano fue separada de sus actividades en la
comunidad religiosa a través de un escrito firmado por el párroco Alberto Rafael
Gómez Sánchez, donde le informaron que “Tras una consulta, el equipo pastoral llegó
a la difícil conclusión de que por salud espiritual tuvieron que pedirle que
dejara de participar en el grupo juvenil y en sus actividades”.
Señaló que sin entender las circunstancias que llevaron a la
comunidad pastoral a tomar ésta decisión, fue “cordialmente invitada a buscar
otro espacio que le provea lo que necesita y merece para su maduración
espiritual”.
Sin embargo la actitud tomada por parte de los dirigentes
religiosos está basada, más que nada, en las discusiones que ha tenido con los encargados
del grupo juvenil Misioneros de Guadalupe, a quienes en muchas ocasiones reprendió
porque acudían con aliento alcohólico, y en algunos casos en estado de ebriedad, a
la iglesia y eso representaba un mal ejemplo para los jóvenes.
Luego de una de las confrontaciones, por las que fue
señalada de crear problemas dentro de la iglesia, algunas jóvenes se acercaron a
ella para decirle “que también se sentían mal en la agrupación debido a que eran
acosadas por estos sujetos. Los cuales les han propuesto, a través de diversas
formas, reunirse con ellos para ingerir bebidas embriagantes”.
Aseguró que ha visto y ella misma tiene pruebas del acoso que reciben las mujeres que forman parte del señalado grupo juvenil.
Tras intentar manejar el asunto con discreción, buscó la
manera de platicar con el párroco de la iglesia; sin embargo los acosadores en
potencia lograron que fuera expulsada de la feligresía.
Éstas declaraciones advierten que las autoridades eclesiásticas no ponen atención a los problemas que se
originan al interior de la comunidad religiosa, donde menores de edad son
provocadas a iniciarse el consumo de drogar lícitas.
Se presume que el propósito es lograr, una vez que estén en
estado de ebriedad, obligarlas a mantener relaciones sexuales. No existe otra explicación
a los constantes acosos que sufren las adolescentes.
Es allí donde toda la comunidad religiosa tiene que poner
los ojos y evitar que este lugar, que es visto por los padres de familia como una
fortaleza segura para sus hijos, sea vulnerado por actos que podrían corromper
la vida de los jóvenes que acuden a la iglesia. Aseguró la denunciante.
Las palabras de arrepentimiento
que el Papa Francisco brindó a las víctimas de violación, durante la misa del pasado
7 de Julio, incluyen el perdón por aquellos curas o sacerdotes que no ponen
atención a los problemas de éste tipo y omiten las denuncias.
“También les pido perdón
por los pecados de omisión por partes de líderes de la Iglesia que no han
respondido adecuadamente a las denuncias de abuso presentadas por familiares y
por aquellos que fueron víctimas del abuso, esto lleva todavía a un sufrimiento
adicional a quienes habían sido abusados y pone en peligro a otros menores que
están en situación de riesgo”.
“Pido ayuda para la
protección de menores y para la capacitación de personal de la Iglesia en la
implementación de dichas políticas y procedimientos”.
“Hemos de hacer todo lo que
sea posible para asegurar que tales pecados no vuelvan a ocurrir en la Iglesia”.
Enfatizó el pontífice.