Actos de corrupción permiten que derrames tóxicos continúen matando peces en ríos y arroyos.

La complicidad de las instancias encargadas de vigilar que las empresas extractoras de aceite de palma africana no contaminen el medio ambiente, ha provocado que los desechos tóxicos continúen siendo derramados el ecosistema local.

José Estrada.
Palenque, Chiapas.

A más de dos años de que los habitantes de la comunidad Victoria Campesina documentaran los estragos ecológicos que causaban los desechos tóxicos que la planta procesadora de palma de aceite africana, propiedad de la empresa transnacional Palma Tica, y de haber interpuesto la denuncia correspondiente por la contaminación del suelo, los mantos friáticos y arroyos cercanos a las instalaciones, los daños han aumentado considerablemente por la falta de intervención de las autoridades competentes.

El último reporte de daños ecológicos por la muerte de decenas de peces en el río Michol, que probablemente fue ocasionado por los desechos tóxicos, lo realizaron habitantes del ejido Cuauhtémoc  quienes enviaron reportes y fotografías a diversos medios de comunicación para alertar a las autoridades sobre los estragos que están ocasionando al medio ambiente las empresas extractoras de aceite.

Pedro E. Morales García.
Regidor del PVEM
Durante una entrevista con uno de los integrantes de la Comisión de Ecología y Medio Ambiente del cabildo municipal, el regidor Pedro Enrique Morales García, señaló que la denuncia se realizó ante las instancias federales quienes tuvieron que investigar, evaluar y en su caso sancionar cualquier tipo de irregularidades.

“Hace dos años se llevó a cabo una inspección por parte de instancias federales pero los resultados nunca se dieron a conocer. De alguna manera se especuló que la supervisión “fue a modo” porque no se supo bajo que lineamientos, ni se tuvo conocimiento de manera fehaciente de los resultados, pero el problema continúa”.

Manifestó que de forma extra oficial trabajadores de la empresa Palma Tica señalaron “que pudo haber algún un tipo de arreglo entre los supervisores y los encargados de la planta, porque antes de que fuera inspeccionada realizaron algunos arreglos y modificaciones al interior de la planta que, casualmente, fueron los mismos espacios supervisados”.

Hasta ahora ni las instancias estatales o municipales, mucho menos la ciudadanía, tienen conocimientos o documentos de los resultados que avalen la operatividad de las plantas, incluyendo la de Agroipsa. Los desechos alcanzaron al río Michol, a través del arroyo Pojolotal.

Las instalaciones, debido a que la capacidad de captación, procesamiento y producción para la que fue construida se ha visto rebasada desde hace varios años debido al aumento en la producción de la materia prima, continúa funcionado y por consiguiente los niveles de contaminación en los afluentes naturales son más graves.

“No hemos tenido éxito en lograr, a pesar que las denuncias fueron interpuestas con la intervención de la diputada federal Lourdes Adriana López Moreno, presidenta de la Comisión de Ecología del congreso de la unión, que las plantas sean sancionadas y que cumplan con las obligaciones y normativas en favor, y con respeto, al medio ambiente.


Cuestionado sobre la posibilidad de que la empresa agroforestal Uumbal obtenga los permisos necesarios para construir una nueva planta con una capacidad de procesamiento cinco veces mayor a las que actualmente funcionan en el municipio, el regidor del PVEM puntualizó que “es un tema que el cabildo hasta este momento ha analizado y discutido pero que no se ha pasado al pleno porque tenemos la inquietud, y la preocupación, de que pueda ocurrir los mismo que ha ocurrido con las otras plantas. Nada garantiza que las nuevas instalaciones, con la tecnología de vanguardia, como los propietarios comentan, un buen funcionamiento a futuro”.

Es un tema que está en sobre la mesa del cabildo y en su momento será presentado al pleno para determinar en qué sentido, de acuerdo con las experiencias de cada uno de  los regidores, voten en favor o en contra del proyecto que supera los 680 millones de pesos. Finalizó Pedro Enrique Morales García.